Catalina Poveda Caballero

  • Fecha de nacimiento: 18 de octubre de 1928
  • Lugar de nacimiento: Barcelona
  • Lugar de residencia: Camélas (Francia)
  • Donante: Directa

Catalina Poveda nos revela la bulliciosa historia de su juventud; la hija de un ferroviario anarquista, que se vio obligada a huir de España al final de la Guerra Civil, y las aventuras que su familia vivió en la Francia ocupada por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Ve aquí su testimonio completo:

Catalina, hija de David Poveda (1902-1965) y Manuela Conil (1904-1996), pasó la mayor parte de su juventud en una casa rural a las afueras de la ciudad catalana de Vic. Su hermana y ella fueron educadas por un profesor particular, en vez de asistir a los colegios de monjas a dónde iban todas las niñas de la ciudad. 

Con el estallido de la Guerra Civil Española, su padre, militante de la CNT, y otros amigos establecieron una colectividad que acogía a refugiados que venían del sur, huyendo del avance de las tropas franquistas, y que luego les ayudaba a cruzar la frontera. Además, ella rememora el temor que causaban los bombardeos, y cómo su hermana y ella se escondían en los campos de trigo de la casa.

Llegado a un cierto punto en la guerra, a la familia no le quedaba otra opción que cruzar la frontera a Francia, por lo que su madre Manuela, su hermana y ella se subieron a un tren que les llevaría a la frontera mientras su padre se quedaba atrás para ayudar a más refugiados. Sin embargo, en la frontera al cambiar de tren, unos soldados les quitaron las maletas y las tres, al igual que las otras familias que cruzaban, se vieron desprovistas de sus posesiones. 

El tren les llevó a la ciudad de Limoges, en el centro de Francia. Allí unas monjas reubicaron a las familias españolas a un cine abandonado convertido en refugio, en el pueblo de Aixe-sur-Vienne. Allí, Catalina y las demás sobrevivían como podían, bajo el desprecio de los habitantes del pueblo, con algunas excepciones. Además, no tenían noticias de su padre David, quien acabó en el campo de Argelès-Sur-Mer al pasar a Francia, y después fue a trabajar en un campo de concentración más en el norte del país. Con el avance de los nazis, David y un amigo suyo huyeron al sur y finalmente se reencontraron con el resto de la familia. 

Sin embargo, aún quedaba un obstáculo grande que superar: las deportaciones a los campos de concentración alemanes. La policía tenía órdenes de llevarse a la familia de Catalina, pero debido al estado de salud pésimo en el que se hallaba Manuela, los oficiales tuvieron piedad y les dijeron de presentarse a una dirección cuando ella se sintiera mejor. Pero una pareja mayor de socialistas que vivía al lado, habiendo escuchado por la radio la reputación de los campos, ayudó a los Poveda a encontrar trabajo en otro pueblo para evadir las órdenes de ir al campo.

A partir de ahí, la familia sobrevivió como pudo el resto de la Segunda Guerra Mundial, los padres trabajando largas jornadas en una casa y las niñas yendo a la escuela francesa. Durante estos años, Catalina trabajó como criada en una casa y como mecanógrafa en una fábrica de construcción, y la familia se movió por varios alojamientos en la zona de Limoges. A los 25 años, Catalina y su hermana se mudaron a París, dejando atrás la ciudad de Limoges y viviendo la diversidad de la capital francesa. Aquí finalmente vinieron tiempos más prósperos para la familia Poveda.

Estas y otras historias nos cuenta Catalina a sus 94 años, con un espíritu luchador y resiliente.

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